lunes, 23 de enero de 2012

Propuesta a la educación superior en Nicaragua

Publicado en END 29/08/2004

 “La fuerza de Nicaragua será la excelencia
de los profesionales y de los niveles de educación en general”
Al finalizar el colegio muchos estudiantes “emprenden el viaje hacia su futuro” con el inicio de la Universidad, momento esperado por ser el primer paso para iniciar una vida independiente, cuando se logra un margen de decisión mucho mayor que antes de lo que se puede hacer o no. En manos de la juventud (como siempre dicen las propagandas electorales) está el futuro de Nicaragua, pero ¡qué desilusión para muchos estudiantes si pensaron que al salir del colegio y al estudiar y prepararse podía ser su oportunidad para ayudar a Nicaragua y para donar un granito de arena para el futuro de su país al entrar en un sistema educativo que, evidentemente, no es prioridad en nuestro país.

¿Cuál es la realidad de las Universidades en Nicaragua? La realidad es que no todas las universidades le garantizan a nadie un futuro provechoso ni una preparación satisfactoria, pues están viciadas de muchos desperfectos, unas en mayor proporción que otras. Hoy día, en Nicaragua la apertura de universidades se hace con gran irresponsabilidad. Actualmente, los futuros profesionales deben prepararse mucho más que en épocas anteriores. El mundo laboral es cada día un mundo más competitivo y difícil.

Propongo (sujeto a debate) que en las universidades, además de crearse una verdadera comisión como ente regulador (ya que como se puede observar a simple vista, el ente regulador actual no representa ninguna garantía), se diseñe un parámetro de evaluación que garantice que las universidades que se inicien, lo hagan de forma responsable y garanticen un cierto nivel académico. Además, el inicio de la carrera en la Universidad no puede empezar inmediatamente al salir del colegio, se debería crear dos años preparatorios que fortalezcan a los estudiantes en todas las áreas, de modo que no existan las excusas como: “estudio esto porque no lleva matemáticas” o “me gusta esto porque no me gusta leer”, y así se puede mencionar muchos otros falsos motivos por los que los jóvenes emprenden una carrera sin sentir una verdadera convicción. En muchos de los países europeos, México y los Estados Unidos, en unos más que en otros, este sistema ha dado mejores resultados, pero es un hecho que los estudiantes al entrar de lleno a su carrera entran con un grado mayor de responsabilidad y madurez.

Reconozco que las universidades en general (aun las públicas) trabajan como una empresa, alrededor de menores egresos mayores ingresos, y en relaciones costos-beneficios evaluados únicamente desde el ámbito financiero. Sí, son una empresa, pero no como cualquier otra; dentro de la labor de los Administradores/Rectores de las universidades está una gran labor moral y cívica para con el país. La responsabilidad de las generaciones pasadas para con las generaciones nuevas es la educación.

Debemos tener claro también que no podremos lograr nada en el ámbito de la educación superior, si no subsanamos los vicios que hay en la educación primaria y secundaria. Regresemos otra vez al círculo vicioso (aplicable prácticamente a todos los ámbitos del país): ¿cómo pueden los profesores comprometerse con el magisterio si sus salarios son producto de la errónea escala de prioridades del gobierno? El salario de un maestro de primaria es C$904.00 y para el de secundaria C$1242.00. Estos salarios no cubren ni la mitad del costo de la canasta básica que, según las cifras del Banco Central, anda alrededor de tres mil córdobas. Esto contesta nuestra pregunta y entendemos entonces, que no existe ante semejantes necesidades ningún compromiso por parte de los que se dedican al magisterio, y es evidente que el país tampoco lo ha adquirido con ellos. ¿Cómo buscarán las nuevas generaciones superarse, si existe una falta de liderazgo y de “modelos a seguir” en la sociedad? Los modelos a seguir son modelos corruptos; en la vida cotidiana, todo está infiltrado de valores equivocados y de una corrupción que se acrecienta cada vez más.
Consideremos todos el problema de la educación en Nicaragua, no para que se contraten más consultores ni para que se hagan “foros de discusión”. Considerémoslo como un problema real y veamos y empecemos a ejecutar las soluciones. Las soluciones son tangibles, reales y sobre todo posibles.

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