lunes, 23 de enero de 2012

Delimitación terrestre y falta de estrategia

“El objeto de todo límite es asegurar la paz,
evitando los conflictos de jurisdicción.
Para llenar esto debe poseer
toda la estabilidad posible…”

Laudo No. 3, Alexander.


En el año 1900 se terminó la delimitación terrestre con Costa Rica. En efecto, el 24 de julio del año 1900, las Comisiones de Límites de Costa Rica y Nicaragua integradas por el Árbitro Ingeniero General E. P Alexander, firmaron la última acta de los trabajos de la delimitación territorial, indicando “…deben cerrarse sus actos y darse por concluidas todas las operaciones que comenzaron en mayo del año de mil ochocientos noventa y siete demarcando la línea divisoria entre las dos Repúblicas mencionados y llevando a efecto este propósito por unánime acuerdo (…) 2° Con esta demarcación quedan concluidas todas las cuestiones que por límites indefinidos, han tenido hasta hoy, entre sí, las Repúblicas de Nicaragua y Costa Rica…”

El primer paso hacia los trabajos conjuntos para la delimitación se iniciaron el 27 de marzo de 1896 con la firma de la Convención Matus-Pacheco, ratificada por Costa Rica y Nicaragua. Ambos gobiernos se comprometieron “á nombrar cada uno una Comisión compuesta de dos Ingenieros ó Agrimensores, con el objeto de trazar y amojonar debidamente la línea divisoria entre las repúblicas de Nicaragua y Costa Rica, según lo establece el Tratado de 15 de abril de 1858 y el Laudo Arbitral del señor Presidente de los Estados Unidos de Norte América, Mr. Grover Cleveland.”. De igual forma establece que dichas comisiones estarían integradas por un ingeniero estadounidense designado por el Presidente Cleveland y aprobado por ambos países (Artos. 2, 3 y 4). Aún más explícita - dicha convención - al establecer en su artículo 7 que en “Caso de suspensión temporal de los trabajos de amojonamiento, se tendrá lo hecho hasta entonces por definitivo y concluido y fijado materialmente los límites en la parte respectiva, aún cuando por circunstancias inesperadas é insuperables dicha suspensión continuase indefinidamente”

Algunos pensarán que el trabajo de delimitación lo hizo exclusivamente el Ingeniero Alexander, sin embargo, es importante recalcar que la participación de las comisiones nacionales fue muy activa. Ambos países presentaron alegatos y réplicas al Ingeniero Árbitro Alexander, las que fueron sujetas a discusión y a posterior resolución de parte del árbitro. Los respaldos del trabajo de Alexander y de las Comisiones están registrado en 261 Actas, divididas en dos tomos que firmaron y aprobaron ambas comisiones, tal como lo establecía el Artículo 9 de la Convención Matus-Pacheco.

En los trabajos de amojonamiento que se realizaron en dicha época se ubicó el “Mojón Inicial” en Punta de Castilla (Acta 1033); un segundo mojón a tres millas inglesas del Castillo Viejo, terminando con el mojón 19 sobre el Río Sapoá y el 20 para determinar la “recta astronómica” que une ese punto y el centro de la Bahía de Salinas. La ubicación de estos mojones está minuciosamente detallada en las Actas Alexander. Es una realidad, que con el paso del tiempo, algunos de estos mojones han desaparecido o no se pueden identificar claramente. Un estudio elaborado por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Escuela de Topografía, Catastro y Geodesia de la Universidad Nacional de Costa Rica, indica: “En algunos casos es difícil saber al encontrar un mojón si es el original, un sustituto, un auxiliar intermedio, un acimut o producto de otro tipo de actividad. En épocas recientes se comenzó con la utilización de equipos GPS con este fin, pero en forma local, presentándose además dudas respecto a la identificación de los mojones, por ejemplo aparecen dos con el número 13-1, uno de febrero de 1912 y otro mucho más reciente, y la nomenclatura no corresponde con la de Alexander.”

Ha estado clara, entonces –incluso para la propia Costa Rica–, la necesidad de establecer una Comisión a nivel técnico para actualizar el posicionamiento de los mojones de conformidad con los avances tecnológicos. El citado trabajo indica la necesidad de realizar un estudio con “el fin de identificar actualmente cuáles son los mojones que pertenecen al trazado original o en su defecto generar los datos para su posterior replanteo y densificación, labor que estaría encargada a las autoridades correspondientes de ambos países.”

La conclusión es clara: no hay una delimitación terrestre pendiente. Lo que está pendiente es un trabajo de carácter técnico que no debe en ningún caso significar un problema diplomático y mucho menos de carácter bélico entre los dos países. Las declaraciones emitidas hasta ahora han estado totalmente fuera de tono con esta realidad. La Comisión Binacional (creada desde 1991) facultada para analizar estos temas está programada a reunirse el 27 de noviembre del 2010. Si existe una duda sobre el posicionamiento de los mojones en algún tramo de la frontera, ¿por qué no aprovechar el momento para presentar los alegatos ante la Comisión?
Las tomas que ha divulgado Costa Rica en sus medios, no son claras en establecer la ubicación exacta de las tropas del Ejército de Nicaragua; hablan de “Isla Calero”, pero no se ha presentado ningún mapa oficial que indique la ubicación precisa de dicha Isla. Sin embargo, Nicaragua presentó de manera tardía sus propias tomas, contradiciendo lo alegado por Costa Rica.

Por otro lado, considero improcedente solicitar a la Corte Internacional de Justicia la delimitación terrestre entre ambos países, pues ya hubo un proceso que duró un poco más de tres años a partir de 1896. Las declaraciones oficiales -dado que pueden ser objeto de citas ante foros internacionales- deben ser más cuidadosas. Sobre la base de declaraciones oficiales, Costa Rica va a montar de nuevo su eterna estrategia de revivir procesos para en cada uno ir adquiriendo nuevos derechos. Esta ha sido la estrategia utilizada desde antes de 1886 con el Laudo Cleveland, en 1897 en los Alegatos presentados ante Alexander, en 1916 ante la Corte de Justicia Centroamericana y en el año 2005 con la demanda presentada ante La Haya adonde llegaron al extremo de pedir el derecho a navegar armados, derechos de pesca, de “comunicación” y demás.

La eterna desventaja de Nicaragua frente a Costa Rica, ha sido la falta de una estrategia a largo plazo sobre temas limítrofes. Esto ha fortalecido las estrategias de Colombia, Costa Rica y Honduras. Un claro ejemplo es el apoyo de parte de Colombia a Costa Rica para la presentación de la demanda en contra de Nicaragua en el año 2005. El equipo de asesores costarricenses que trabaja el tema de las relaciones bilaterales con Nicaragua es un equipo que tiene muchos años de estar trabajando de manera conjunta. Costa Rica ha tenido una estrategia-país de expansión territorial desde 1821 que ha tomado diversos matices, pero se ha mantenido en esencia invariable. Algunos aspectos muy claros, es la falta de voluntad de Costa Rica de dirimir los problemas limítrofes de forma bilateral. La primera nota de protesta por la supuesta “invasión” a su territorio fue enviada el 21 de octubre, 2010 y el 1ro de noviembre, ya tenía preparado el caso para presentar ante la Comisión Permanente de la OEA. ¿Hubo en algún momento voluntad de esclarecerlo bilateralmente sin provocar sensacionalismos? Peor aún incluir como parte de este problema el dragado del Río San Juan, que no tiene ninguna relación con el re-posicionamiento de los mojones en la frontera. Aparentemente, Costa Rica provoca confusión para acaparar la atención, crear una sombra sobre el Proyecto Crucitas y desestabilizar a Nicaragua en su defensa por las tercerías solicitadas en el caso con Colombia ante la CIJ. Costa Rica siempre recurre a organismos externos, desgastando de esta manera las relaciones diplomáticas entre ambos países y mediatizando las relaciones para re-dirigir la agenda mediática del momento.

Los temas limítrofes deben tomarse con seriedad. El Río San Juan debe dejar de ser un escudo “nacionalista”, sin que eso implique un estudio serio y consecuente del tema y sus consecuencias. Los que pagan los platos rotos del sensacionalismo en ambos países es la población migrante, especialmente la población nicaragüense en Costa Rica, que son víctimas de una actitud xenofóbica, además deportaciones de nicaragüenses, los puestos fronterizos se vuelven impermeables, etc. A inicios del año 2006, el ex Presidente Arias, al referirse a la Ley de Migración de Costa Rica, la denominó “draconiana”.

Es una vergüenza que este tema, que aparentemente nos apasiona tanto a los nicaragüenses, no pueda ser liderado por una comisión de funcionarios de diversas administraciones, historiadores, cartógrafos, politólogos, abogados, ingenieros, comunicólogos, sociólogos, militares, ambientalistas etc., tanto del Estado como de la sociedad civil sin tintes partidarios. Urge una política de Estado alrededor de los temas limítrofes. ¿Qué tan real es, entonces, nuestro patriotismo? El precio por no recapacitar a tiempo ya lo hemos pagado muy caro en el pasado; Nicaragua sigue siendo un país que reacciona y no propone o define a largo plazo estrategias sobre prácticamente ningún tema. De continuar así, seguiremos bailando al son que nos toquen los ticos: ¡La patria paga!

No hay comentarios:

Publicar un comentario